1.
¿Cómo
podría desarrollar en los alumnos valores como el respeto, el amor al prójimo,
los buenos hábitos en la casa y en el colegio?
Para responder esta pregunta sería bueno
analizar, en primer lugar, algunos conceptos:
El respeto o reconocimiento es la consideración de que alguien o
incluso algo tiene un valor por sí mismo y se establece como reciprocidad:
respeto mutuo, reconocimiento mutuo. El término se refiere a cuestiones morales
y éticas, es utilizado en filosofía política y otras ciencias sociales como la
antropología, la sociología y la psicología.
El respeto en las
relaciones interpersonales comienza en el individuo, en el reconocimiento del
mismo como entidad única que necesita
que se comprenda al otro. Consiste en
saber valorar los intereses y necesidades de otro individuo. El respeto es un
valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar, apreciar y valorar
las cualidades del prójimo y sus derechos. Es decir, el respeto es el
reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la
sociedad.
El respeto no sólo se
manifiesta hacia la actuación de las personas o hacia las leyes. También se
expresa hacia la autoridad, como sucede con los alumnos y sus maestros o los
hijos y sus padres.
El respeto permite que la
sociedad viva en paz, en una sana convivencia en base a normas e instituciones.
Implica reconocer en sí y en los demás los derechos y las obligaciones, por eso
suele sintetizarse en la frase “no hagas a los demás lo que no quieres que te
hagan a ti”.
Por el contrario, la
falta de respeto genera violencia y enfrentamientos. Cuando dicha falta
corresponde a la violación de una norma o de una ley, incluso es castigada a
nivel formal. Este castigo puede ser una multa económica o hasta el
encarcelamiento.
El
amor al prójimo: En
las relaciones de la persona con su medio, el amor se ha clasificado en
diferentes manifestaciones; en virtud de ello, pueden aparecer una o más de las
siguientes:
·
Amor autopersonal: El amor propio, amor compasivo, es,
desde el punto de vista de la psicología humanista, el sano amor hacia uno
mismo. Aparece situado como prerrequisito de la autoestima y, en cierto
contexto, como sinónimo de ésta. Es algo positivo para el desarrollo personal e
indispensable para las buenas relaciones interpersonales, y no debe confundirse
con el narcisismo, que conlleva egocentrismo y que coincide con una autoestima
baja.
·
Amor
incondicional: Es el amor compasivo, altruista, que se profesa sin esperar nada
a cambio. El amor espiritual, predicado por las diferentes religiones, es el
amor incondicional por antonomasia. El amor maternal, o amor de madre a hijo,
se reconoce también como amor de este tipo, y, por tradición, se considera
motivado por un fuerte instinto que lo hace especialmente intenso; no obstante,
hay también quien cuestiona la existencia de dicho instinto.
·
Amor filial: Entre
hijos y padres (y, por extensión, entre descendientes y ancestros).
·
Amor fraternal: En
su sentido estricto, es el afecto entre hermanos, aunque puede extenderse a
otros parientes exceptuados los padres y los descendientes. Nace de un
sentimiento profundo de gratitud y reconocimiento a la familia, y se manifiesta
por emociones que apuntan a la convivencia, la colaboración y la identificación
de cada sujeto dentro de una estructura de parentesco.
·
Amistad: Cercano al amor fraternal, es un sentimiento que
nace de la necesidad de los seres humanos de socializar.
·
El amor al prójimo nace a su vez
del uso de la facultad de la mente de empatizar y tolerar, y constituye la
abstracción de la amistad. Para Erich Fromm, dicho amor al prójimo equivale al
amor fraternal y al amor predicado en la Biblia mediante la frase «amarás al
prójimo como a ti mismo».
Hábitos: Hábito puede
referirse a:
Hábito (psicología), es el comportamiento repetido de una
persona regularmente. Un hábito es hacer una misma cosa todo el tiempo sin
esfuerzo alguno; es una acción automática; es como una ciega rutina según la
cual y de manera general...
-
malos hábitos equivale a vicios
-
buenos hábitos equivale a virtudes
Teniendo en cuenta las definiciones anteriores podemos
comenzar apuntando a la teoría de que al trabajar uno de esos valores;
estaremos, sin proponérnoslo, trabajando sobre la base de los otros dos. Según
Olga Patricia Arce: “Cada persona, desde el inicio mismo de la concepción,
recibe influencias del medio que le rodea, lo cual moldea continuamente su
manera de actuar. Todo esto le permite construir su propio estilo de vida, su
propio sistema de creencias. Su concepción de disciplina surge de esta
construcción subjetiva, que define su actitud ante la vida. Estará presente en
todo su quehacer y será modificada por las exigencias del medio cultural en
cuanto a comportamiento social se refiere. Los valores, ideas, sentimientos,
experiencias significativas definen los hábitos de cada ser humano. Aquí la
formación que reciba la persona, así como las demandas del contexto (familia,
escuela, trabajo, comunidad, etc.) serán la clave para ejercer un determinado
rol en la sociedad. Para ello, la labor de los docentes, los padres y los otros
más competentes son los llamados a colaborar en los procesos de formación de la
disciplina, para alcanzar los sueños y los proyectos de vida de los niños y
adolescentes que nos encomendó Dios. En muchas ocasiones observamos a padres y
madres ofreciendo premios si sus hijos logran resultados óptimos en la escuela.
El éxito por sí mismo constituye la satisfacción personal que cada estudiante
debe interiorizar como su meta. Sin embargo, lo primero que debemos hacer para
el mejor provecho del estudio es tener claras las metas. El éxito en su
cumplimiento reside en la búsqueda imperiosa de satisfacer una necesidad. Si
los padres abordamos todas las necesidades que tienen y tendrán nuestros hijos
y no les permitimos que paulatinamente ellos trabajen en la búsqueda de
alternativas para la solución de sus problemas, siempre dependerán de otros
para lograr sus propósitos”.
Es por todo esto que consideramos que en este caso la
escuela y la familia deben desarrollar un trabajo coherente y sistemático.
En el salón de clases, en tutoría, se pueden emplear
disímiles didácticas, desde la proyección de videos educativos que promuevan el
debate, hasta el análisis de determinadas frases. Propongo una actividad. Se
pudieran formar varios equipos en el salón de clases y en dependencia de la
edad se les entregan diferentes frases
alusivas al respeto, algunas podrían ser:
·
El respeto no es el virus que invade la diferencia, es el pionero de la
aceptación y el marinero del amor. Respeto es amar las diferencias de quien
desprende la barca de competencia.
·
El respeto es la base del entendimiento entre los seres humanos; tenemos
que aprender a respetar para que los demás nos respeten.
·
Respeto es la capacidad de aceptar a todo lo que posea vida, a toda nuestra
diversidad a la cual pertenecemos.
·
Respetar es empezar a ganar la guerra.
·
Vale más tener el respeto de los demás que su admiración.
·
Recuerda que un amigo te quiere, te apoya, te ayuda, pero sobretodo, te
respeta.
Una vez que se han distribuido las frases, podrían realizarse diversas
actividades, si los alumnos son de primaria, se les indica que dibujen sobre la
frase, dejándoles a libre elección el dibujo que realizarán. Luego cada uno de
ellos explicará qué significan los dibujos que han realizado y la relación que
tiene con la frase inicial. El profesor irá haciendo las aclaraciones
necesarias. Durante la dinámica, el profesor observará las relaciones entre los
estudiantes, insistirá para que mantengan el respeto ante los dibujos y las
exposiciones. Asimismo en secundaria, se les puede indicar un debate. Podrían
trabajarse la frase en negativo y en
positivo. Armar dos equipos, darles
un tiempo y que defiendan las posiciones.
·
Ejemplo frase positiva: El respeto no es el virus que invade la
diferencia, es el pionero de la aceptación y el marinero del amor. Respeto es
amar las diferencias de quien desprende la barca de competencia.
·
Ejemplo frase
negativa: El
respeto es el virus que invade la diferencia, no es el pionero de la aceptación
y el marinero del amor. Respeto no es amar las diferencias de quien desprende
la barca de competencia.
El mismo tratamiento podría dársele a los otros temas, digamos: los hábitos
y el amor al prójimo. Lo importante es que el trabajo sea sistemático, que el
profesor esté consciente de las definiciones que pretende sistematizar y que se
logre una aceptación familiar ante la labor.
2.
¿Son
necesarios los valores en colegios donde solo prevalece el aspecto intelectual,
qué clases de alumnos salen de estos colegios?
Sí,
definitivamente, sí son necesarios los valores en cualquier entorno escolar,
sea cual sea el aspecto que prevalezca. Los valores son el sostén que nos mueve
ante la vida. Tomamos determinadas decisiones basados en nuestra historia; y en
nuestra historia está o no implícita la formación que debemos recibir desde
pequeños y que, de hecho, hemos recibido. Los valores morales, por ejemplo, perfeccionan al
hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su libertad, en su razón. Se
puede tener buena o mala salud, más o menos cultura por ejemplo, pero esto no
afecta directamente el ser hombre. Sin embargo vivir en la mentira, el hacer
uso de la violencia o el cometer un fraude, degradan a la persona, empeoran al
ser humano, lo deshumanizan. Por el contrario las acciones buenas, vivir la
verdad, actuar con honestidad, el buscar la justicia, le perfeccionan.
Los
alumnos que egresan de una escuela donde no se han practicado estos valores
carecen de los principios que les permiten orientar su comportamiento en
función de realizarse como personas plenas. Carecen, además, de las creencias
fundamentales que los ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar
de otras, o un comportamiento en lugar de otro. No son portadores de pautas
para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Son incapaces de valorar
las necesidades humanas y representar ideales, sueños y aspiraciones, con una
importancia independiente de las circunstancias. Por ejemplo, aunque seamos
injustos la justicia sigue teniendo valor. Lo mismo ocurre con el bienestar o
la felicidad.
Valores,
actitudes y conductas están estrechamente relacionados. Cuando hablamos de
actitud nos referimos a la disposición de actuar en cualquier momento, de
acuerdo con nuestras creencias, sentimientos y valores. Un joven egresado que
carezca de estas cualidades será un joven frustrado e incapaz de encausar su
vida hacia el bien.
3.
¿Qué
papel juega la inteligencia emocional en jóvenes con valores?
Según Daniel Goleman la inteligencia emocional se compone de siete
factores:
1.
La capacidad de adoptar las decisiones acertadas
basándose en el conocimiento de los propios talentos y emociones.
2.
La capacidad de controlar los sentimientos a la
hora de tomar una decisión.
3.
La capacidad de estimularse y motivarse a si
mismo aun cuando un fracaso siga a otro.
4.
El don de dominar la vida desde un planteamiento
optimista.
5.
La capacidad de poder renunciar a algo durante
algún tiempo.
6.
El don de identificarse con otros y así poder
comprenderlos mejor.
7.
El don de llevarse bien con los demás, de
colaborar con ellos y controlar las propias emociones
Si
anteriormente hemos sostenido las definiciones de valores como el sostén que
nos mueve ante la vida, que los valores morales
perfeccionan al hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su libertad,
en su razón. Que, además, les permiten
orientar su comportamiento en función de realizarse como personas plenas. Elegir las creencias fundamentales que los ayudan a
preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento
en lugar de otro. Y la capacidad de ser portadores de pautas para formular
metas y propósitos, personales o colectivos. Entonces, los jóvenes que sean
poseedores de inteligencia emocional y,
por tanto, de los aspectos mencionados anteriormente; serán capaces de valorar las
necesidades humanas y representar ideales, sueños y aspiraciones, con una
importancia independiente de las circunstancias. Serán personas plenas y felices
y lograrán cubrir todas las metas que se propongan.
4.
Cuando
los alumnos salen de secundaria, a veces a estudiar, otros a estudiar y
trabajar, otros a trabajar y otros solo a sobrevivir, ¿Cree usted que estos
jóvenes sin valores que vienen de casa y del colegio puedan superar los
inconvenientes y retos de la vida? ¿Por qué?
No,
no lo creo. Analizando los acápites anteriores podría decirse que jóvenes
incapacitados para tomas las decisiones correctas, para valorar a los seres
humanos, para adueñarse de su destino.
Abelardo
Pithod - Doctor en sociología - Universidad de París – Sorbona, sostiene que
existe la ceguera frente a los valores, ceguera que, cuando es grave y se
refiere a valores fundamentales, convierte a una persona en un perverso. En
aquel artículo hacía referencia a un personaje “que recordar no quiero”
La
carencia de valores sensibles e intelectuales, dijo, puede presentar diversas manifestaciones. La
gente que no tiene oído no puede acceder al maravilloso mundo de la música.
Quienes carecen del sentido del humor, no distinguen los chistes buenos de los
malos.
Claro,
mucho más graves son los déficits en relación a los valores humanos superiores,
añadió. Hay quienes, incapaces de amar, ven a las personas como simples medios
para satisfacer sus apetitos. En este grupo se hallan los frívolos, los
mentirosos, los aprovechadores y demás amorales. En el peor de los extremos de
este abanico volvemos a encontrar a los perversos.
También
asegura que hay gente de un solo valor, es decir de un solo amor. No es raro
que estos amores monovalentes lleguen a ser destructivos. Al decir popular son
amores que matan, o por lo menos amores que castran.
Por
otra parte, más adelante le da una entrada a la esperanza y plantea:
“Sin
embargo, no debemos ser pesimistas. Siempre se dará la acción natural y
espontánea del conocimiento por connaturalidad y de la inteligencia emocional.
Esto interesa a los padres y a los educadores en general y les da confianza,
porque los frutos de la educación no se ven de inmediato. Lo que se recibió en
el regazo materno, o antes, hinca sus raíces en las capas más profundas del
psiquismo. No sólo la madre sino el padre y todo el ámbito familiar, luego
también la escuela y el medio ambiente, van ayudándonos a forjar nuestra propia
estimativa de los valores. Este es un capital de sabiduría transmitido
ancestralmente. Es la sabiduría del corazón, un depósito de saber y
sentimientos para orientarnos en la vida. La misión de cada uno es recrearlo y
pasar la antorcha a los que les toque sucedernos”.
Recopilado por: Liadys Valles